Por
regla general se supone que los docentes no consiguen beneficios, por lo tanto
el docente se enfrenta a un sinfín de retos buenos, y muchas veces complicados
durante el tiempo en que ejercerá su profesión.
Son retos directos e indirectos a su persona pero que al fin y acabo le
generaran un beneficio u afectación cuando se cumpla.Uno
de los retos para muchos maestros y no solo para aquellos que fueron aprendices
de la normal antigua, si no para muchos que también acaban de egresar de las
normales es la MODERNIDAD, la cual muchas veces en vez de beneficiar,
perjudica, ya que con ella se generan cambios en los modelos de enseñanza, en
los currículos, en las pruebas estandarizadas, los controles técnicos entre
muchas cosas más y esto genera que los maestros pierdan la orientación y el
poder en su trabajo, y con eso la el compromiso, los objetivos ya planteados en
ellos y sus ganas de enseñar se van perdiendo con el tiempo. El reto de esto
claro está, en que un docente sepa llevar todos estos cambios de buena manera y
que poco a poco los adapte a su forma de trabajar. Ya que es importante que se
generen estos cambios en nuestra labor de buena manera porque no solo la
modernidad se ve en el ámbito escolar si no en todos los ámbitos que conllevan
a la sociedad a una mejor vida, por lo tanto si en la escuela se está
preparando a cada alumno para que en un futuro sean capaces de llevar a cabo
una vida competente, no se puede dejar que los maestros no se actualicen o no
se modernicen.Los
aspectos que el maestro debe tener en cuenta para poder generar los cambios en
su trabajos es el contexto, la forma en la que se vive en donde da clases, su
política, la economía de ese lugar, y sobre todo la forma de ser la sociedad de
esa comunidad. Alejandra Carrillo
miércoles, 4 de diciembre de 2013
Actividad en equipo: planeación de temática. Tema: el aula como ambiente alfabetizador.
Propósito: que los futuros docentes aprendan a crear un aula
alfabetizado para crear un ambiente sano.
Profesorado, cultura y postmodernidad
CAPÍTULO
VIII
INDIVIDUALISMO
E INDIVIDUALIDAD
EL
CONOCIMIENTO DE LA CULTURA DEL PROFESOR
La herejía del
individualismo
En
los campos del liderazgo educativo, de la eficacia escolar, del perfeccionamiento
de la escuela y del desarrollo del profesorado se acepta cada vez más la idea
de que las escuelas deben tener una misión o un sentido de misión . Las misiones, al forjar unas creencias y fines comunes dentro de la comunidad
docente, mitigan las incertidumbres de la enseñanza que inducen la
culpabilidad. Mediante
la construcción de unos objetivos comunes con la expectativa compartida de que
pueden cumplirse, las misiones refuerzan también la sensación de eficacia de
los profesores y sus convicciones de que pueden mejorar el rendimiento de sus
alumnos, con independencia de su origen social.
Las misiones ofrecen una motivación y proporcionan un sentido. En particular,
para quienes han participado en su elaboración, las misiones tienen un gran
significado.
El
desarrollo de un sentido de misión construye la lealtad, el compromiso y la
confianza en una comunidad escolar. Constituye un poderoso impulso para el
perfeccionamiento. Pero, si las misiones desarrollan la lealtad entre los
fieles y la confianza entre los comprometidos, también provocan la herejía entre
quienes cuestionan, difieren y dudan. Cuanto más estricta y ferviente es la
misión, mayor es y más se extiende la herejía. Para el misionero, las herejías
trascienden los muros de la sabiduría, los límites de la creencia. No hay que
derogarlas ni despreciarlas. El juicio de una idea como herética supone
desecharla prescindiendo de consejos o consideraciones. En este sentido, la
construcción social de la herejía es una poderosa fuerza ideológica. Suprime la
adecuada discusión sobre las opciones y alternativas, despreciando su seriedad,
en plan protector, o destruyendo la credibilidad personal de quienes la
patrocinan. Por tanto, los herejes no se limitan a disentir o a mostrar su
desacuerdo, sino que son un verdadero fracaso personal. La debilidad, la locura
o la maldad son el sello del hereje, las cualidades que le distinguen del
resto.
En
su extensa e interesante exposición sobre la herejía como fenómeno social,
SZASZ sostiene que la herejía
no tiene nada
que ver con el hecho de no creer lo que creen los demás o lo que uno debe
creer, sino con la proclamación de la falta de creencia cuando lo correcto es
profesar la creencia o, al menos, permanecer en silencio
La
herejía estará presente, dice SZASZ, “siempre que exista tensión entre el
individuo y el grupo”. Los individuos deben pensar por sí mismos. Eso es lo que les hace individuos.
Sin embargo, el grupo quiere que sus miembros se hagan eco de sus creencias.
Esto es lo que SZASZ llama la “estructura constante de la herejía”.
Suele entenderse la herejía en relación con las
creencias y doctrinas religiosas, pero también
puede asociarse a tos ideales científicos y tecnológicos o a los sistemas de
creencias políticas y culturales. Proclamar que la virginidad de la Virgen
María no es una verdad literal, sino una metáfora literaria constituye una
herejía en la tradición cristiana. Afirmar que el Oeste tiene mucho que
aprender del Este (y no sólo al revés) o que el progreso no siempre es bueno
constituye una herejía en las democracias occidentales. Los sistemas educativos
y quienes trabajan en ellos o en su nombre también tienen sus herejías. Que las
escuelas funcionarían mejor sin director; que las escuelas deberían ser las
responsables primordiales de la elaboración de sus propios currícula; que muchos niños con necesidades especiales están mejor sin integrarse en clases normales: éstas
son las herejías del pensamiento educativo contemporáneo. En los sistemas
educativos actuales, unas herejías como ésas son indecibles. El hecho de
enunciarlas no sólo es una muestra de desacuerdo, sino de ser perverso o débil.
Las herejías se sitúan fuera de los límites de la razón.
Podríamos
denominar a todas ellas herejías
fundamentales, o herejías de contenido. Son herejías que cuestionan, que
amenazan determinadas partes del sistema de creencias, ciertas doctrinas muy
queridas por los fieles. Pero, bajo estas herejías, hay otras aún más
profundas. Las llamo herejías genéricas o
herejías de forma. Las herejías genéricas atentan contra el fin fundamental de
la misión misma y contra los principios en los que se basa. En los campos del
perfeccionamiento escolar, el desarrollo del profesorado y el cambio
educativo, una herejía genérica fundamental es la del individualismo. Las
cualidades y características que recogen las designaciones
"individualismo", "aislamiento" y "secretismo"
del profesor suelen percibirse como amenazas o barreras significativas para el
desarrollo profesional, la implementación del cambio y el desarrollo de
objetivos pedagógicos compartidos.
Sin
embargo, las expresiones como "individualismo" y
"colegialidad" son muy vagas e imprecisas, abiertas a multitud de
significados e interpretaciones. Por ejemplo, con respecto a la colegialidad,
LITTLE señala que el término es "conceptualmente amorfo e ideológicamente
optimista". Casi
lo mismo puede decirse del individualismo. En muchos aspectos, esos términos no
se utilizan ni entienden como descripciones precisas de tipos de práctica,
política o aspiraciones. En cambio, son, en gran medida, simbólicos y dan pie a
la retórica de un discurso mítico sobre el cambio y el perfeccionamiento. Así,
la colaboración y la colegialidad se convierten en imágenes poderosas de la
aspiración preferida, y el aislamiento y el individualismo, en imágenes
igualmente poderosas de la aversión profesional. En consecuencia, el
individualismo, el aislamiento y el secretismo se han convertido en
preocupaciones y objetivos clave del movimiento de reforma educativa. Su
erradicación, como la de cualquier herejía, tiene la máxima prioridad.
Este
capítulo analiza el fenómeno del individualismo como herejía genérica del
cambio educativo. Comienza con la revisión crítica de la investigación disponible
y de la bibliografía adicional sobre el individualismo, el aislamiento y el
secretismo del profesor e identifica lo que se supone que son sus
características constitutivas y modelos causales. A continuación, se contrastan
los descubrimientos derivados del estudio sobre el tiempo de preparación con
los conocimientos básicos existentes. Esta investigación cualitativa pone de
manifiesto las explicaciones que ofrecen los profesores de las preferencias
individualistas con respecto al uso del tiempo de preparación que muestran unos
puntos de contraste interesantes y sorprendentes en relación con la bibliografía
al uso. La revisión crítica de la bibliografía, unida a los descubrimientos del
estudio sobre el tiempo de preparación, constituye una buena base para
reinterpretar y reconstruir el concepto del individualismo del profesor y sus
consecuencias para el cambio, de manera que la consistencia de su carácter
negativo, que otros muchos autores e investigadores nos han hecho ver, resulta
menor de lo que pudiéramos pensar.
Lectura de: Hargreaves, A. (2005). Profesorado, cultura y posmodernidad. Cambian los tiempos, cambia el profesorado (5° edición). España: Morata.
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